miércoles, 23 de octubre de 2013

LA COHERENCIA

Si buscas -quieres conocer- o utilizas un tipo -una maneraforma, etc.- de agua en el mundo, por muy lejos que vayas para eso, lo que utilices, será agua; si utilizas -para convivir, para comunicarte, para referenciarlo- un tipo de ser humano, vayas a donde vayas, en coherencia es un ser humano; si utilizas un tipo de argumento racional, vayas a donde vayas, ha de ser racional: esa es la coherencia.
Claro, ser coherente no es una conveniencia o un informar o un establecer “lo que me parece”, sino es un estar siempre “en unas mismas reglas de juego” -para dar constante ejemplo de responsabilidad y de sensatez-, o sea, es el utilizar siempre la realidad con la razón aunque, además, seas sensible; aunque, además, tengas hábitos culturales o costumbres; aunque, además, tengas ideales o pasiones.

Eso es así contra la confusión, porque muchos hablan de tipos o maneras de mujer para concluir en lo que no es una mujer; si tú hablas de un tipo de “mujer”, sea quien sea, tú estás hablando solo de “mujer”, y por nada puedes separarte -para cualquier justificación emocional- de que estás hablando -al fin y al cabo- de “mujer”.

Lo que hables, cierto, ha de ser compatible con los hechos, no solo con tus emociones; porque si tú hablas de un “tipo de verdad” -o de razón-, tú estás hablando de “verdad” ante todo, no que por ser “un tipo” -o una forma- ya deja de ser verdad.
Así, en tal contexto de la coherencia, si tú hablas de “mi verdad” ante todo estás hablando de la “verdad” -lo que ha de tener una compatibilidad o se remite a los hechos-.

Y, por sobreentendido, la coherencia es racional -o ética que está dentro de lo racional-; no se puede decir -utilizando o aplicando otras reglas de juego en conveniencia- que tienes “una coherencia ideológica”, “una coherencia religiosa” o “una coherencia pasional” para eximirla de lo racional y, así, por tal vía libre a “todo vale”, justificar cualquier aspecto evidentemente subjetivo; por lo que es una seudocoherencia. Lo primero es lo primero, y la coherencia base u objetiva es el utilizar por constancia la realidad con la razón, antes que con lo que se cree, se rumorea, se transmite interesadamente por grupos o corporativismos, se sospecha por prejuicios o se imagina.

Si tú estás hablando de tipos de información rigurosa con los hechos, sin irte a los cerros de Úbeda, tú estás hablando -para que no seas incoherente- de información rigurosa con los hechos, sea cual sea la etiqueta que a gustos se le ponga.
LA VENTA DE UN PRODUCTO PSICOLÓGICO:
La inteligencia emocional.


Según sus postulados, tienen inteligencia emocional quienes son muy activos y además controlan sus emociones. Bien, lo primero es que hay confusión, pues los que controlan sus emociones son “personas con una capacidad para eso”, solamente, ya sean activas o no sean activas, ya sean extrovertidas o ya sean introvertidas (además, para que haya un control emocional, debe haber mucha “vida interior” muy ordenada o introversión y esto, a su vez, impide tanta actividad emocional exterior o extroversión).
Pero, para vender mejor tal producto psicológico, añaden que “son lo que se adaptan bien”; sí, así es, van a conveniencia atribuyéndoles “todo lo bueno” porque todos vean que el lema o el efecto de ese producto es muy bueno y aun irrenunciable para la sociedad: “son los que hacen el amor mejor”… pues, ¡como controlan y dosifican las emociones!, también lo harán en ese contexto.
Sin embargo, el fondo del error es más grave en cuanto a que van clasificando, ramificando una y otra vez lo psicológico sin más, en prejuicios. Claro, los que tienen una virtud –ser cariñosos o amorosos- no es forzosamente porque tengan inteligencia emocional, no, sino porque poseen esa concreta capacidad que no restringe o no impide o condiciona cualquier otra capacidad de inteligencia.
La inteligencia, sí, es algo ya propio de todos los seres humanos y toda, absolutamente toda, es emocional en cierto grado “personalizado”, no clasificatorio; puesto que, si la inteligencia se clasifica –sin fundamento- en magnitudes de emocionalidad, eso da cabida a que las razas –como portadoras de inteligencia o que conllevan inteligencia- también pueden ser clasificadas –con esa misma licencia- por definición de ser unas más o menos emocionales.
El asunto es muy serio y lo aclararé aún mejor: No se puede decir que un grupo de personas –bajo unos lemas mejores de atribución- sea inteligente, no, sino que solamente una u otra persona –particularmente por sus capacidades- es inteligente; al igual, no se puede decir que un grupo de personas sea emocional o imaginativa, no, sino que solamente una u otra persona –particularmente por sus capacidades- es emocional o imaginativa.
No se puede asentar tampoco una inteligencia positiva COMO PREESTABLECIENDO PRIVILEGIO –ya de antemano- para un grupo de personas y justificarlo en algo injustificable o irracional; por ejemplo, en que “los que tienen inteligencia positiva son los que son extrovertidos”. No, porque millones de personas que han sido introvertidas han sido muy positivas –o constructivas si así se entiende-, en la introversión o introspección que han dado a su obra creativa. Pues no se puede crear o construir el bien sin una gran dosis de introversión, y tampoco sin una gran dosis de rebeldía –o rechazo a una adaptación forzosa o no libre en conciencia o pasiva-. Así es. Todo es necesario, pero no pueden imponerse preesquemaspara que se sobreprotejan- de diseñados grupos teóricos, con los cuales se consigue un dirigismo –no libre- psicológico. Y otro aspecto es reforzar capacidades “buenas” de una forma personalizada o de alguien en concreto, siempre a modo de apoyo emocional –o a un existente carácter emocional que todos tienen, sea el que sea-.
Por último, los que defienden este "porque sí", van buscando la justificación interesada o adecuada a su arbitrariedad, por lo que -por solo pensar en sus beneficios- no aceptan la racionalidad o la desprecian no demostrándola.
Sí, buscan uno u otro truco: "es que es una manera del decir emocional" -declaran- pero es la única manera válida porque la consideren inteligente, teniendo en cuenta que el "decir emocional" tiene que ser libre porque sea emoción propia o libre y no condicionada; "es que es la única manera válida para mediar en la sociedad" es también una absoluta mentira porque, para mediar, es imprescindible COMPRENDER, algo que es intelectivo (más que emocional, pues la pura emocionalidad -desde que nació su concepto o significado- conlleva espontaneidad e imprudencia) y PERSPICACIA por manejar una situación, algo que es intelectual-imaginativo.
No, no se puede engañar como validez racional; y no pueden ellos, a ultranza, recurrir a todo, al "todo vale" por seguir justificando una sinrazón.
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La manipulación emocional (haciendo creer que se es o no inteligente o que se tienen supuestas capacidades) es la cara más horrible de la historia; y la realizan las ocurrencias de seudoexpertos y de los que dominan.

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CONSIDERACIONES:
-  La herencia genética puede condicionarse mediante las actitudes enseñadas, pero nunca puede eliminarse.
La emocionalidad -propia, natural y que la configuran también los genes- puede condicionarse mediante las actitudes enseñadas, pero nunca puede anularse o eliminarse. Eso es, y un exceso de condicionarla puede crear conflictos de realización interior o de identidad.
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Con potenciar cualquier emocionalidad NO HAY UN EFECTO DE UNA MAYOR INTELIGENCIA, ¡nunca!, sino ÚNICAMENTE con la adquisición y evaluación crítica y autocrítica de conocimientos. El arbitrio de afectos o emociones -por muy bonita que parezca la intención- conduce absolutamente siempre a la manipulación; pues ¿a quién hay que darle esos afectos? y ¿a qué o a quiénes no?, es decir, ¿qué regla universal hay ahí para que sea imparcial y no manipulable?
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El "sentir propio" (la SENSIBILIDAD propia) es lo único que diferencia a un ser humano de otro en su concepción libre del vivir o de la misma vida; y, evidentemente, la sensibilidad no es más que la emocionalidad: las emociones. Entonces, si eso se intenta coartar, se coarta su identidad esencial (cuando a un ser humano se le muere su padre, es solo su emocionalidad la que debe realizarse, no la que digan los demás; cuando un ser humano se enamora, es solo su emocionalidad -sin impedimentos- la que debe realizarse, no la que gusta a una "estética" o a unos esquemas inventados -porque son inventados- de control psicológico).

lunes, 2 de septiembre de 2013

PRINCIPALES CONDICIONES DEL YO EMOCIONAL


Al “yo-solo” construido emocionalmente siempre le dominará la duda o la insatisfacción (1) por alcanzar una compañía complaciente, un tú seguro que no le falle, que sea el que le comprenda en todas sus dimensiones y, así al lado, incondicional, le consuele.

Entonces, busca el “yo-solo”, por entre todos los avatares de la vida, a quien de forma más convincente le demuestre ser el “tú-encontrado”; porque lo buscará -como un mandato de su instinto de supervivencia- incluso aunque no quiera o lo hará, siempre, su subconsciente.

Pero el ser humano no es nunca sólo consecuente consigo mismo, sino con unos seres de una colectividad que les han transmitido intuitivamente que sienten “lo mismo” en el fondo de ese contexto –pues, también la emoción se ha educado socialmente, y se ha transferido al menos en su carácter social-, o sea, que como miembros de su hecho social son copartícipes de tal “angustia”, digamos, que busca o desea una solución. Deduciendo eso la permanencia de un valor existencial “de conjunto”, claro, de especie social que continúa con esa condición, que trasciende en usufructo de lo que comparte (2).

En el fondo, también es una cuestión -intelectivamente- de dignidad humana a pleno riesgo hasta más allá de su conciencia, apoyada en que el ser humano se habituó a acompañar y a ser acompañado: cada “algo” que conocía le significaba una compañía productiva de sentimientos y de intimidad –valoración de sí mismo- (3) y, por empatía, acompañaba a un momento presencial a eso que representaba -realmente- lo que había conocido. Con esto, defiende esta acción social en su individualidad, en su individualidad no aprehendida como sola, frente a todo límite, frente a cualquier terminación que no quiere concebir –ni siquiera puede hacerlo- emocionalmente (4); tal como Sócrates, en rectitud virtuosa, se enardeció -para sí mismo en convencimiento- fuerte contra la adversidad (5), construyéndose o preparándose muy seguro en su interior (el “conócete a ti mismo” le servía de escudo protector, y nada es más cierto).

El yo, con lo dicho, quiere al final descontaminarse, depurar su ciclo con una terapia de encuentro (saudade), o ser lo más fiel a “su origen” o a sus raíces pero, antes, sin despreciar su única y sobrevalorada conciencia: su esencia de irreductibilidad, su ego ya tanto sobrevivido –“luchado”- y a él sólo confiado, su sentirse separado -lo cual le provoca una alerta- de lo que no es (6).
Así, su telos es su propia conciencia inesquilmable, una gnosis del yo en cuanto que no procura únicamente disolverse en el todo que lo “protegerá” con... todo, sino que se siente un complemento particular -especial-, forjado, conformado (7), trascendido y, como tal, trascendente –un “camino de vuelta”-, una entelequia que se revela al final con una apropiación del yo –ya mirando hacia atrás- y, aun, con una remisión de él hacia la sinapsis del todo.


(1) Según la teoría pascaliana, la idea emocional es un “esprit de finesse” (corazón), un sentimiento de finitud que crea, por tanto, insatisfacción.
(2) Según Hegel, la ideación del yo se proyecta fuera también en el paso del tiempo; semejante es la teoría del “tiempo creativo” de Bergson. En Stendhal, nostalgia por valores interiores que, por supuesto, trasciendan.
(3) No existe intimidad ni valoración de uno mismo sin “el otro” como pretendida compañía social.
(4) El sentimiento de angustia “por desesperar de sí mismo”, porque tiene el ser humano el dilema ambicioso de “César o nada” defendido por Kierkegaard.
(5) Al final, en la proximidad de la muerte, se busca la reconciliación con todo, se anhela la paz, se anhela un destino liberador: el presentimiento -o la escucha de una voz “panteísta” que siempre llama- de Conrad.
(6) Heidegger propugnaba la irreductibilidad del ser que, eso precisamente, lo caracteriza ya como diferente, como un luchador de su diferencia.
(7) El “sentimiento” o el comportamiento de componer es la nemónica (memoria) de la naturaleza.

jueves, 25 de julio de 2013

LAS COSAS ACTÚAN DE UNA FORMA SOLO E INTEGRAN ESE CONTEXTO EN DONDE ACTUÁN


Las cosas sobrellevan unos principios, unas interacciones y un desarrollo. Son porque se ha permitido que sean. No son fijas porque en el fijismo no se determina ser algo -que conlleva movimiento o cambio-, por ello el fijismo es imposible, no existe. Lo que existe es porque integra algo, consiste en algo y porque actúa en algo, sucede, ocurre: es un hecho.

Algo "que es un modo de actuar" no está libre de su existencia particular, no es "para sí solo", no es fijeza privilegiada que sustenta un neto "para sí", ni sustenta aún menos "un nada". Las cosas son existencias "comoquiera que sean" interactuando, en las formas que sean, unas u otras, o sea, rigen maneras de existir, combinaciones posibles; y no pueden prescindir nunca de ellas, puesto que de ellas resultan o son consecuencia.

Nada se transforma en una forma desde y con la nada, sino desde y con "algo ya existido"; por lo tanto, permanecen esencias de ese "algo existido" (procedencias), es decir, siguen existiendo -de otras formas en sus permanentes esencias-. Y esas formas determinan o sustentan la acción, desde luego, la existencia, el ser que actúa en un presente; porque un ser no puede existir sin actuar en su forma última: la existencia es presencia(1), actuación.

Ahora bien, aparte, el ser humano mide formas, pero no mide esencias -éstas no se pueden medir pues muchas son leyes mismas, principios irreductibles-. Sí, "todo fluye", pero es siempre "algo", al fin y al cabo, lo que fluye -quiero decir, el todo es también "algo", que el ser humano para su comprensión lo divide en "algos"-.

Bien, el ser humano opina sobre las formas que hay, las decide para construir convenientemente más cosas "con las mismas materias primas de la realidad", las aprueba y las desaprueba -las excluye- ; por eso dice que son "variables" -pues las son- y "manipulables" porque las manipula él mismo en emociones con respecto a unas capacidades concretas, a lo que salga. Esto es, él es un integrante de la realidad y también -¿cómo no?- interactúa para posibilitar unas formas. Sintetiza "su modo" como lo hace una planta con la luz del Sol por ejemplo o, más ampliamente, del entorno.

Sí, "todo pasa", pero siempre a través de un camino del medio que existe, eso, de una forma; y un "algo" pasa y pasa en sucesivas formas que se derivan unas de otras. Cada una de ellas es asimismo posibilidad y, por haber sido ya posibilidad, existe ya como posibilidad o capacidad misma de la realidad. Más aún: la realidad no excluye nada que exista, ninguno de sus elementos y ninguna de sus formas, por eso ninguno de ellos es prescindible, sino absolutamente imprescindibles, así es, que no se pueden restringir, que no se pueden... negar; porque irremediablemente intestan -o median- como la base del todo.

No están para los caprichos de la negación; y no puede salir cualquier asno por ahí negando lo que le parece y vendiendo, con muchos recursos públicos, que a él le sigan, que sigan a la negación, sí, a ver qué pasa.


(Cualquier cosa sólo puede ser una forma que precedentemente le ha hecho, no dos ni tres -por ejemplo, el ser humano no puede actuar como ser humano y como perro-; pues bien, eso ya es una condición definitoria, de la cual siempre depende.)

miércoles, 29 de mayo de 2013

La locura nunca fue individual -un ser humano viviendo apartado en una isla jamás está loco, pues para la naturaleza no le es ajeno otro comportamiento derivado de ella o "natural"-, sino es social, ya en contraste a comportamientos sociales.
Los poderes fácticos son responsables de alimentar "lo que no existe".

sábado, 23 de marzo de 2013

MODERADO significa que un ser humano o un modo de actuar está alejado de los extremos y de los excesos. Así es, y no tiene nada que ver con las protestas, con las exigencias o con las denuncias que cualquiera, conforme a su activo -y no pasivo- deber cívico o ético, debe de hacer.
Sin embargo, engañan y manipulan muchos de los que se atribuyen tal cualidad, puesto que defienden al mismo tiempo posturas extremas de intolerancia -que no las moderan nunca contra los demás- como son: que un homosexual no pueda decidir casarse en igualdad de derechos, que una mujer no pueda decidir no tener hijos en igualdad de derechos, la defensa a ultranza de los empresarios por encima de la defensa de los trabajadores, etc.
Porque verdaderamente -sin engaños- moderación conlleva imparcialidad, equidad y transigencia; justo lo que un partido -o el secuaz partidario- NUNCA puede tener, ya que imposible que un partido político sea no partido o imparcial, imposible es que se atenga a la equidad cuando no tiene equidistancia -al ser una parte- e imposible es que sea transigente cuando las medidas esenciales del otro partido nunca las aceptará.
Por lo tanto, la moderación solo es condición de una personalidad que, coherentemente, la demuestra, no sujetándose a condiciones de partido.

jueves, 21 de marzo de 2013

EL RESPETO INCONDICIONAL

Respetar incondicionalmente significa que, a  lo que respetas, no le aplicas las condiciones de la racionalidad: misma tabla rasa racional para todos, autocrítica, dudar, exigir pruebas, exigir deberes y valores éticos, etc.
Como analicé en un ensayo anterior, el respeto incondicional es el valor "más horrible" que habita en el cerebro del ser humano. Jamás debió existir, y sí en su lugar una reticencia siempre en el castigo psicológico y una renuncia al castigo físico, éstos practicados sensatamente por la comprensión del derecho a la vida en circunstancias que en cada uno no le favorecen por igual.

Así es, todas las crueldades se han sustentado en el "respeto por respetar": El respeto al Islam, el respeto al cristianismo, el respeto a la monarquía, el respeto a las costumbres, el respeto a la "sangre azul", el respeto a los méritos de guerra, etc., y sólo significaron en el fondo una sumisión al privilegio de algún poder pero, además, el justificarle toda la injusticia que provocaba.

Tan fácil es que es lo primero que se le ocurre a cualquiera, es lo fácil, el arma más infalible para inmovilizar los sentimientos y las reivindicaciones del otro, por "intimidación" porque ¡como respeta!.

Lo más difícil, sí, es otra cosa. Siempre la norma y el atavismo han sido infranqueables porque, cuando se intentaban trastocar o cambiar, entonces salía oportunamente el brujo, el "imán", el mesiánico, el inquisidor, el obispo, el autócrata, el censor, el dictador ideológico, el burócrata que seguía órdenes, etc., para hablar de falta de respeto..., de una sedición o de impiedad o de "corrupción".

Por eso, el respeto incondicional se ha transferido como un trasunto, como una manía, como una repetición automática de lo inviolable al igual que un animal salvaje ya recibe el instinto de marcar las lindes de su territorio, ésas, ésas que nunca se han de sobrepasar por nadie.

No obstante, aparte, instalado ya en el conjunto de los valores éticos -en este contexto- adquiere una digna justificación; lo que implica que alguien ha comprendido su valor como un resultado, como un fruto de reflexión, no como un impulso, no como un sentimiento aislado equivocadamente tendencioso. Y, en tal sentido, respetar es una humilde sabiduría sobre lo que no se puede justificar en uno mismo ni siquiera en los demás: respetar es el no-consentimiento, el no-aprobar con las acciones precisas -no con la pasividad- lo que pueda ser injusto, con manipulación o sin ella, lo injusto aceptado contra la razón o contra un valor ético.

Luego, el respetar no se deducirá nunca del truco de ciertos sofismos o seudo-silogismos: "Si la Revolución Cubana respeta la equidad; con eso, respeto todo lo que haga la Revolución Cubana", "Si EE.UU. es una democracia y la democracia es el mejor sistema político de los posibles, en consecuencia EE.UU. no puede equivocarse" o "Si las armas de los terroristas sólo son las que causan terror, pues, jamás nuestras armas causarán terror".

Bien, ese respeto ético así asumido con coherencia siempre será un útil ejercicio de la libertad, pero habrá de "herir la sensibilidad" por obligado de aquéllos que imponen la sinrazón o la injusticia o matan o engañan... si quiere uno no engañarse a sí mismo; puesto que nuestra capacidad de comprensión no puede estar enceguecida ante lo indignante o ante lo peyorativo; aún más, no puede impedir por impedir alguna protesta o alguna crítica para dejar en claro o contrastar qué es lo despreciable en cada caso.

Tened en cuenta que tan sólo la razón o el conocimiento, eso que es propio del ser humano o debería serlo, ha herido a las sociedades que nos han precedido -también a ésta-; y les hería tanto que eran capaces -los que la representaban- de perseguir o, incluso, de matar por ello. No soportaban el conocimiento o la libre expresión. "La divina comedia" de Dante, "Las cartas persas" de Montesquieu, "Las cartas marruecas" de Cadalso, "Las flores del mal" de Baudelaire -o los escritos renovadores en general- herían a los más reaccionarios, a los más "guapos", a los que menos querían que algo cambiara de cada época. Sin duda, fue así, el conocimiento herirá siempre a los retrógados.

Dejémonos de malos cuentos. "Herir la sensibilidad" será tan necesario mientras existan mentes cerradas contra la comprensión de unos valores en su conjunto; a no ser que se haga gratuitamente, algo que es no menos que estúpido. A los injustos siempre les molestará o les herirá que le digan que son injustos.

Y sobre la crueldad: se debe especificar tal o cual y "justificar" o comprender las expresiones "de los que la reciben". Sin tapujos, las cosas no es que tengan una parte positiva y otra negativa para que sean aprobadas a ciegas, sino que a unos les afecta y a otros no -se alían con ella o, al no indignarse, no la sienten y son positivas para ellos-.
Pero ha de decirse siempre todo lo que ocurre por… dignidad de reconocerles las injusticias a aquellos que la reciben.

viernes, 15 de febrero de 2013

LA EDUCACIÓN

Con potenciar cualquier emocionalidad NO HAY UN EFECTO DE UNA MAYOR INTELIGENCIA, ¡nunca!, sino ÚNICAMENTEcon la adquisición y evaluación crítica y autocrítica de conocimientos. El arbitrio de afectos o emociones -por muy bonita que parezca la intención- conduce absolutamente siempre a la manipulación; pues ¿a quién hay que darle esos afectos? y ¿a qué o a quiénes no?, es decir, ¿qué regla universal

hay ahí para que sea imparcial y que no manipule?

Otro aspecto muy diferente -otra cosa- es la educación, la educación que recibe un niño -desde que nace- del... ENTORNO -del medio social-.

Hay que señalar que CONOCER -o adquirir conocimientos- no es exactamente lo mismo que EDUCACIÓN.

Por ejemplo: Un perro o cualquier animal conoce o va conociendo a través de toda su vida; en cambio, cuando se socializa o adquiere NORMAS de socialización, ya está condicionándose en voluntad y en cierta libertad a eso, es decir, está condicionando todos sus conocimientos a una normativa social (en donde debe imperar unos principios justos o lo más justos).


Así que no todo el conocer se elige, pero toda la educación sí se elige; y la elige: la familia, el pueblo, las instituciones, los medios comunicativos y el gobierno.
Entonces, se EDUCA ante todo racionalmente -haciendo comprender, no imponiendo- nunca invadiendo la independencia emocional y única de cada individuo; o sea, se educa no coartando -ni condicionando arbitrariamente- la libertad emocional (el sentir propio existencial, el sentir propio religioso, el sentir propio sexual, el sentir propio de espontaneidad o de carácter, el sentir propio de complicidad con la pareja o con los amigos, etc.).

Un padre cuando educa tiene que ser padre, no amigo, ni acostarse con su hijo emocionalmente; al igual, un maestro cuando educa tiene que ser maestro ante todo, no amigo, ni acostarse ni diseñar emociones íntimas con sus alumnos.

Las emociones en cada individuo son solo propiedad y únicas en ese individuo -es la diferente señal de identidad que tiene-; por otra parte, los conocimientos o las reglas que dan los maestros deben ser las mismas -por hacer una sociedad coherente bajo iguales reglas- para todos. Así es.