jueves, 16 de abril de 2009

ALGUNOS PENSAMIENTOS PUBLICADOS ANTES DE 2005


Un sentido primordial para la inteligencia es el sentido de la “vergüenza”, del ridículo mental (tal conciencia) ante los problemas reales que sufren unos y otros. Por eso, cuando el que lo posee piensa, advierte el contrasentido o no teórico-práctico al propugnar sus planteamientos.

Un político o cualquier otro ser humano que intenta gobernar debería, por supuesto, pasar por esta prueba: ¿lo que pienso sobre este problema lo pensaría igual si el problema lo tuviera mi hijo?, y ¿además lo pensaría si el problema lo tuviera quien odia a mi hijo? Porque, en el fondo, es algo que evita prejuicios”.

Sobre el respeto:
Éste está en el ámbito de lo afectivo. Nadie puede decir que respeta a todos en la misma medida (sin embargo sí en los baremos que “se han convenido” de justicia social, que bien deberían ser para todos igual, en... derechos humanos), a un asesino como al que no ha matado aún "una mosca", a un desconocido como a una madre, a un dictador como a un trabajador humilde; es decir, hay “muchos respetos” en función de qué se “hace”, de cuál es la responsabilidad de cada uno y, también, de unos afectos propios (apegos afectivos), ineludibles. Esto significa que la “forma de respetar” ya queda determinada a ser más benevolente por simpatías o intereses personales.

Tras eso, los conceptos de amor, esperanza, angustia, consuelo, ternura, empatía, etc., son muy difíciles -por no decir imposibles- de cambiar porque no son constituibles, o sea no dependen de convenciones sociales, son vitales, "de toda la vida", son inherentes o consubstanciales al hecho del vivir, existen en cuanto... se viva. Sin embargo, algo muy distinto ocurre con nación, matrimonio, trabajo, estado, ciudad, etc., que sí son constituibles, o sea que se pueden diseñar de la manera que más convenga en virtud de un progreso lo más justo posible, sin discriminar a nadie”.

Así, son los únicos que van a producir todos los conflictos internacionales en el futuro, los que garantizarán que permanezcan las guerras -a nivel internacional y no civil- y los enfrentamientos entre civilizaciones: EE.UU., Irán, Corea del Norte, Israel, Pakistán, algunos países del Este, algunos países del sudeste asiático.”

Cada persona en sus derechos humanos es respetable, no cabe duda; y como persona. Pero igualmente una flor como flor, una piedra como piedra, una melodía como melodía, un león como león, etc. El problema surge cuando se quiere considerar una flor como símbolo nazi, una piedra como instrumento o arma para matar, una melodía para solapar una guerra o un león sin más para que jueguen los niños con él.
O sea, cada cosa se respeta de un modo diferente, por lo cual ya se ha discernido o clarificado su ámbito -su delimitación- de respetabilidad, ya se ha advertido que el respeto no es un juego de irresponsables, que no es confundir, que no se puede usar para tendenciosas incoherencias o justificaciones incoherentes.
En eso, no, no se puede justificar un respeto a una persona cuando los hechos demuestran lo contrario, un respeto a las víctimas del terrorismo con reticencias a un proceso de tolerancia para erradicar con diálogos crispaciones u odios -que siempre alimentan el terrorismo-. Sobre la base de que sólo encarcelar a los terroristas no garantiza que no siga el terrorismo, y sí la culturización de los motivos de la no-violencia y la distensión -con el diálogo- y la no-opresión -con no reprimir libertades o autodeterminaciones personales-”.

"Pureza", este concepto es un concepto ideal de la voluntad; pensemos: ¿sería puro el haber evolucionado con dos ojos o con uno que hiciera la función de los dos?, ¿sería puro que en vez de utilizar la vista, porque ésta no existiera, utilizáramos un sentido de la captación de calor y únicamente por éste nos orientásemos?, etc. Es decir, podemos intentar instalar tal referencia, la de la "pureza", pero siempre lo hace la voluntad y además de forma... ideal, o sea, corrigiendo a la naturaleza.

Pero hablemos de voluntad, ¿es un don o desarrollo acaso sólo humano?; pensemos: los animales también eligen "a su forma" primigenia o instintiva, cada ave en la anidación -por ejemplo- recoge la materia prima de la naturaleza que a ella le parece mejor según sus capacidades físicas -fortaleza o endeblez- y según la influencia de sus más cercanos depredadores; es decir, también... eligen, pero de un modo menos sofisticado -podríamos decir- porque, si no, no podría ser posible la evolución, cierto margen de libertad o de autoconducción de cada cosa, en ese caso de un ser vivo.

Sí, la comunicación lingüística del ser humano hace un “idioma concertado” por la voluntad, desde luego, y se libera demasiado o al menos algo de lo natural o de la supeditación que acarrea. Pero pensemos, otra vez, en los animales; por ejemplo, supongamos que las aves se despegaran de construir tan supeditadamente "a lo natural" nidos y decidieran -ya con voluntad- construir nidos de colores, con adornos para expresar sus grandeza, etc., y así, en adelante, consiguieran un idioma al igual o dependiente, además, de la voluntad como el de los seres humanos. Pues, eso, no quitaría nunca que partieron o se apoyaran de lo primigenio para, luego, añadir un lenguaje o idioma... más complejo y, en tal complejidad, más superfluo; es decir, más subjetivo de "esas añadiduras menos esenciales" que la voluntad presenta.
Por ello, los diferentes tipos de comunicación están interconectados, sí, en la realidad hay como un gran "Internet", en donde todos los lenguajes interaccionan; de tal forma que lo elemental se viste de complejidad, ya sea por la voluntad, ya sea por la características de un medio o de un contexto en concreto. Y la complejidad, al final, vuelve a lo elemental (tanta complejidad del ser humano llegará a lo más elemental al final, al polvo, al éter, a la energía)”.

La ciencia en sí misma es soberbia -en el plano intelectual- frente a lo que ha dejado atrás que, quizás, sin duda en gran parte, tenía más humildad si lo entendemos por no creerse "tanto”, con más recelos que los de ahora; pero, ese no posicionarse claramente por lo que se demuestra -sin tabúes-, ese no atreverse al conocimiento con determinación provoca que todo se eche a perder y no existe así ningún progreso, ni ético siquiera.
Pensar coherente, ser civil, ser ético, ser lo menos cruel significa, en esencia, sostener a largo plazo principios (también unas mismas reglas para todos, no aceptándose que el demostrar sea válido “para unos y para otros no”, al ser antipáticos por ejemplo). Y defenderlos de modo personal: no dejarte sobornar para que los renuncies, no dejarte “tomar el pelo” por los que quieren pasar una cosa por otra o simplemente taparla (la injusticia se basa en tapar)”.

La intolerancia sólo existe si aplicas recursos tuyos o públicos para que el “otro” no pueda conseguir algo o lo que le corresponde en su dignidad prioritaria (en el debido reconocimiento) al ser también ser humano; por lo tanto, se lleva a cabo cuando “actúas” así -sólo con modos de censurar, de silenciar y de impedir una particular realización- , nunca porque tú digas lo que digas, ni porque tú seas fiel a lo que digas, ni porque sostengas un rigor antedicho”.

La especulación inmobiliaria en España ha sido una de las más inmorales que han existido en la historia. Sí, ya se puede hablar de millones de inmigrantes, éstos necesitan una vivienda forzosamente y, los que del sucio negocio viven, se las han subido ya el triple en poco para que la paguen los que ganan el pan a sudor seguro -mientras que los especuladores con una decisión en unos minutos, pero esos beneficios a miles ¿se acordarán luego que los ganaron así?-. Asimismo, la mayor parte de la prostitución que hay en España es ya de explotación inmigrante, de disfrute de esos que lo callan, de negocio de las debilidades de los débiles y... etcétera (esa inmigración "prostituida" ¿se recuperará alguna vez tras el consentimiento inmoral de un país sin responsabilidades e ignorando sus daños?)”.

Si los que reciben una injusticia no se “sienten víctimas” de tal injusticia, ¿qué justicia no recibida van a reclamar?”

La sociedad, en masa, siempre se identifica con "un poderoso en algo" (admira a tal cantante que ya tiene poder de influencia, de mediación, de dinero, etc.); por lo tanto, la sociedad nunca ayudó de verdad a una persona íntegra en valores en vida (¿a quién?). La sociedad, en masa, sólo ayuda al que ya tiene un apego de consentimiento -o de complicidad-, un poder o un sobreprivilegio social”.

Únicamente sufre quien inevitablemente recuerda sufrimiento -o injusticia- del que se le ha causado”.
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