miércoles, 4 de abril de 2018

LA VENTA DE UN PRODUCTO PSICOLÓGICO:
La inteligencia emocional.


Según sus postulados, tienen inteligencia emocional quienes son muy activos y además controlan sus emociones. Bien, lo primero es que hay confusión, pues los que controlan sus emociones son “personas con una capacidad para eso”, solamente, ya sean activas o no sean activas, ya sean extrovertidas o ya sean introvertidas (además, para que haya un control emocional, debe haber mucha “vida interior” muy ordenada o introversión y esto, a su vez, impide tanta actividad emocional exterior o extroversión).
Pero, para vender mejor tal producto psicológico, añaden que “son lo que se adaptan bien”; sí, así es, van a conveniencia atribuyéndoles “todo lo bueno” porque todos vean que el lema o el efecto de ese producto es muy bueno y aun irrenunciable para la sociedad: “son los que hacen el amor mejor”… pues, ¡como controlan y dosifican las emociones!, también lo harán en ese contexto.
Sin embargo, el fondo del error es más grave en cuanto a que van clasificando, ramificando una y otra vez lo psicológico sin más, en prejuicios. Claro, los que tienen una virtud –ser cariñosos o amorosos- no es forzosamente porque tengan inteligencia emocional, no, sino porque poseen esa concreta capacidad que no restringe o no impide o condiciona cualquier otra capacidad de inteligencia.
La inteligencia, sí, es algo ya propio de todos los seres humanos y toda, absolutamente toda, es emocional en cierto grado “personalizado”, no clasificatorio; puesto que, si la inteligencia se clasifica –sin fundamento- en magnitudes de emocionalidad, eso da cabida a que las razas –como portadoras de inteligencia o que conllevan inteligencia- también pueden ser clasificadas –con esa misma licencia- por definición de ser unas más o menos emocionales.
El asunto es muy serio y lo aclararé aún mejor: No se puede decir que un grupo de personas –bajo unos lemas mejores de atribución- sea inteligente, no, sino que solamente una u otra persona –particularmente por sus capacidades- es inteligente; al igual, no se puede decir que un grupo de personas sea emocional o imaginativa, no, sino que solamente una u otra persona –particularmente por sus capacidades- es emocional o imaginativa.
No se puede asentar tampoco una inteligencia positiva COMO PREESTABLECIENDO PRIVILEGIO –ya de antemano- para un grupo de personas y justificarlo en algo injustificable o irracional; por ejemplo, en que “los que tienen inteligencia positiva son los que son extrovertidos”. No, porque millones de personas que han sido introvertidas han sido muy positivas –o constructivas si así se entiende-, en la introversión o introspección que han dado a su obra creativa. Pues no se puede crear o construir el bien sin una gran dosis de introversión, y tampoco sin una gran dosis de rebeldía –o rechazo a una adaptación forzosa o no libre en conciencia o pasiva-. Así es. Todo es necesario, pero no pueden imponerse preesquemaspara que se sobreprotejan- de diseñados grupos teóricos, con los cuales se consigue un dirigismo –no libre- psicológico. Y otro aspecto es reforzar capacidades “buenas” de una forma personalizada o de alguien en concreto, siempre a modo de apoyo emocional –o a un existente carácter emocional que todos tienen, sea el que sea-.
Por último, los que defienden este "porque sí", van buscando la justificación interesada o adecuada a su arbitrariedad, por lo que -por solo pensar en sus beneficios- no aceptan la racionalidad o la desprecian no demostrándola.
Sí, buscan uno u otro truco: "es que es una manera del decir emocional" -declaran- pero es la única manera válida porque la consideren inteligente, teniendo en cuenta que el "decir emocional" tiene que ser libre porque sea emoción propia o libre y no condicionada; "es que es la única manera válida para mediar en la sociedad" es también una absoluta mentira porque, para mediar, es imprescindible COMPRENDER, algo que es intelectivo (más que emocional, pues la pura emocionalidad -desde que nació su concepto o significado- conlleva espontaneidad e imprudencia) y PERSPICACIA por manejar una situación, algo que es intelectual-imaginativo.
No, no se puede engañar como validez racional; y no pueden ellos, a ultranza, recurrir a todo, al "todo vale" por seguir justificando una sinrazón.
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La manipulación emocional (haciendo creer que se es o no inteligente o que se tienen supuestas capacidades) es la cara más horrible de la historia; y la realizan las ocurrencias de seudoexpertos y de los que dominan.

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CONSIDERACIONES:
-  La herencia genética puede condicionarse mediante las actitudes enseñadas, pero nunca puede eliminarse.
La emocionalidad -propia, natural y que la configuran también los genes- puede condicionarse mediante las actitudes enseñadas, pero nunca puede anularse o eliminarse. Eso es, y un exceso de condicionarla puede crear conflictos de realización interior o de identidad.
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Con potenciar cualquier emocionalidad NO HAY UN EFECTO DE UNA MAYOR INTELIGENCIA, ¡nunca!, sino ÚNICAMENTE con la adquisición y evaluación crítica y autocrítica de conocimientos. El arbitrio de afectos o emociones -por muy bonita que parezca la intención- conduce absolutamente siempre a la manipulación; pues ¿a quién hay que darle esos afectos? y ¿a qué o a quiénes no?, es decir, ¿qué regla universal hay ahí para que sea imparcial y no manipulable?
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El "sentir propio" (la SENSIBILIDAD propia) es lo único que diferencia a un ser humano de otro en su concepción libre del vivir o de la misma vida; y, evidentemente, la sensibilidad no es más que la emocionalidad: las emociones. Entonces, si eso se intenta coartar, se coarta su identidad esencial (cuando a un ser humano se le muere su padre, es solo su emocionalidad la que debe realizarse, no la que digan los demás; cuando un ser humano se enamora, es solo su emocionalidad -sin impedimentos- la que debe realizarse, no la que gusta a una "estética" o a unos esquemas inventados -porque son inventados- de control psicológico).

JOSÉ REPISO MOYANO